En la era digital en la que vivimos, es común que los padres y cuidadores recurran a las pantallas para mantener entretenidos a los niños mientras cumplen con sus responsabilidades diarias. Sin embargo, esta práctica aparentemente conveniente puede tener consecuencias negativas en el desarrollo del habla de los más pequeños.
Las recomendaciones de la Academia Estadounidense de Pediatría son claras: los niños deben tener un tiempo limitado de exposición a las pantallas, y los menores de 18 meses no deberían tener ningún tipo de contacto con ellas. A partir de los 18 meses y hasta los cinco años, se sugiere un máximo de una hora diaria de tiempo frente a la pantalla, y para los niños mayores se recomienda no exceder las dos horas al día. La Organización Mundial de la Salud va aún más lejos al sugerir que los bebés menores de 2 años no deberían tener contacto alguno con las pantallas, y los niños de 2 a 4 años no deberían exceder una hora diaria de tiempo de pantalla.
Según la Dra. Peninnah Musyoka, pediatra de la Clínica Infantil Machakos, esto se debe a que el tiempo frente a las pantallas puede afectar el desarrollo cerebral de los niños en etapas críticas.
La Dra. Musyoka explica que la exposición a las pantallas puede alterar la liberación de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño, así como desencadenar la liberación de dopamina, una hormona asociada al bienestar y la adicción. Además, el exceso de tiempo frente a las pantallas puede dificultar la capacidad de un niño para lidiar con su entorno, tanto interno como externo, lo que puede manifestarse en comportamientos agresivos y problemas para relacionarse con los demás. El desarrollo del habla también se ve afectado por el abuso de las pantallas.
Los niños suelen comenzar a hablar alrededor de los 18 meses a 2 años, con la expectativa de que puedan pronunciar frases sencillas como "Necesito agua" o "Quiero jugar". Sin embargo, cuando se excede el tiempo de pantalla recomendado, los niños pueden experimentar retrasos en el desarrollo del habla y tener dificultades para comunicarse de manera adecuada.
La Dra. Musyoka advierte a los padres y cuidadores sobre la importancia de limitar la exposición de los niños pequeños a las pantallas, ya que un niño de 3 años podría tener dificultades para hablar, limitándose a unas pocas palabras o imitando el lenguaje de los dibujos animados, ya que esa es la única forma de comunicación que conocen. En conclusión, es fundamental que los padres y cuidadores sean conscientes de los efectos negativos que el exceso de tiempo frente a las pantallas puede tener en el desarrollo del habla de los niños.
Limitar su exposición y fomentar una interacción más activa y enriquecedora puede ayudar a promover un desarrollo adecuado del lenguaje y habilidades de comunicación en los más pequeños.
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Photo: Getty Images