¿Alguna vez te has sentido culpable por la forma en que corregiste a alguno(a) de tus hijos (as)? En otras ¿sientes que ya te tomaron la medida y te están manipulando?
Este tema se relaciona con los límites que estableces y la forma en que los estableces.
Una persona que crece sin contrastar sus deseos con la realidad, la pasará mal en el aspecto social o en sus relaciones interpersonales que requieren establecer límites personales en función de los límites y necesidades de los demás.
Si hacemos esto, podemos estar fomentando adultos narcisistas, incapaces de socializar apropiadamente debido a que no consideran a los demás, sólo a sí mismos. No podrán relacionarse y amar, sino sólo utilizar, convertir en “cosas” u “objetos” a las personas.
Los niños insisten quejumbrosamente un promedio de 9 veces antes de lograr que sus padres se rindan o accedan a sus peticiones.
Sobreproteger a los hijos es darles demasiado de lo que aparentemente es bueno, demasiado pronto y por demasiado tiempo. Es darles cosas o experiencias que no son apropiadas para su edad.
Sobreproteger es una forma de maltrato infantil, ya que obstaculiza el desempeño de tareas de desarrollo que necesita realizar y de las lecciones de aprendizaje que necesita experimentar por sí mismo(a).
“Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo.
Riesgos de la sobreprotección:
Problemas para retrasar la gratificación. Intolerancia a la frustración.
Inutilidad aprendida. Incompetencia en habilidades de vida diaria, de autocuidado y en sus relaciones interpersonales.
Problemas para tomar responsabilidades en general.
Problemas para desarrollar un sentido realista de identidad y de valía personal.
Falta de moderación o templanza. No saber cuándo parar o detenerse.
Problemas de ubicación en el mundo real y sus problemáticas.
Las caras de la sobreprotección:
Dar demasiado – Criar en exceso – Estructura débil o nula
Dar demasiado: Sucede cuando no se aplica ni se utiliza el concepto “es suficiente” Demasiado significa en exceso. Abundancia a tal grado que no se aprecia ni se disfruta lo que se tiene.
Tiempo, atención, dinero, juguetes, privilegios, objetos, dispositivos, permisos, etcétera.
Criar en exceso: Hacer cosas por los hijos que ellos ya deberían hacer por sí mismos.
Permitirles pensar sólo en sí mismo y no considerar a los demás al tomar decisiones.
Estructura débil o nula:
No tener reglas o no insistir para que se cumplan.
No tener orden, horarios de actividades, ni tareas domésticas ni de autocuidado. o escudar a los hijos de las consecuencias negativas de su conducta y no fomentar el aprendizaje de habilidades para la vida.
No hacer conscientes a los hijos del impacto de sus acciones sobre la familia, los demás y la sociedad.
El delicado equilibrio entre dos factores esenciales para el desarrollo de la personalidad: Pertenencia – Autonomía
Límites rígidos
Exaltado sentido de pertenencia a costa de la autonomía.
Límites difusos
Abandono a su suerte, sin sentido de pertenencia.
Límites claros
Responsabilidades definidas y comunicación clara. Equilibrio entre Pertenencia y Autonomía.
Recomendaciones:
Restringe tu buena intención y dirígete para fomentar las necesidades de desarrollo de tus hijos.
Expande tu capacidad de cuidado por los demás, involúcrate en actividades de altruismo voluntario o consiguete una mascota.
Continúa ayudando a tus hijos y fomenta que ellos también colaboren y ayuden en la casa.
Obtén apoyo terapéutico para cambiar, si tu necesidad de ayudar es un hábito (o compulsión) de larga duración
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